Es ver a alguien bostezar y tener ganas de hacerlo también. Es casi irremediable. También, si sacas la lengua a un bebé, él también la sacará. Es lo más probable. La explicación a estos fenómenos se debe a las neuronas espejo.

Su descubrimiento data de la década de los 80 en un investigación con primates. Los científicos pudieron observar que las neuronas de ver comer eran las mismas que las del acto en sí. La conclusión, que había un tipo de neuronas que reflejaban la actividad motora de otra persona. Y de ahí el nombre que reciben.

Otro comportamiento observado: las neuronas también se activaban con imaginar la acción. Estas células se sitúan el área F5 de la corteza prefrontal y en el lóbulo parietal inferior de los animales.

Sin embargo, en los seres humanos la presencia de las neuronas cambia. Los últimos estudios apuntan al área Broca, la parte asociada con el lenguaje. También, en la corteza parietal posterior, vinculada con la planificación de los movimientos.

Funciones de las neuronas espejo

Por lo tanto, los bebés imitan todo. Son como esponjas, suelen repetir todo lo que ven. Es una edad en la que se produce el proceso de aprendizaje más intensivo, adquiriendo conocimientos. Y decir observar implica escuchar, como en el caso del lenguaje.

Sin embargo, hay una tendencia que apunta que estas neuronas sólo sirven para la simulación. Por el contrario, otra rama defiende también el proceso de simulación de los demás. Es decir, observar y detectar las intenciones de dichos movimientos.

Es más, se piensa que la simulación de las neuronas espejo incluye emociones y sensaciones externas. O lo que es lo mismo: ver sentir una emoción se traduce en una activación del cerebro como si se experimentase en primera persona. Como consecuencia, permite desarrollar la empatía.

Vía| rincón de la psicología

Imagen|  cloudfrontmindcloudpsicoblog

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