Música al compás del marketing Science. Artistas, compositores, letristas, directores y demás. Todos ellos, virtuosos de las notas, pentagramas, entonaciones. Capaces de emocionar con unos pocos acordes. Con movimientos llenos de contenido y mensaje. Innovadores de un arte que puede cambiar tanto a las personas como al mundo.

Así, este refugio, que mucha veces llena los espacios que dejan las palabras, representa un lienzo cargado de emoción. Cuyo impacto en los escuchantes está fuera de toda duda. Poesía que puede medirse en términos económicos. Véase la importancia de las bandas sonoras, de la música en los anuncios. ¡Qué relevancia tiene saber elegir el single de lanzamiento de un álbum!

La experiencia es medible, científicamente hablando. Todo estímulo puede pasar por un proceso de decantación neurocientífica. De tal manera que, sabiendo el público objetivo, atinar con el pulso del seguidor, cliente, consumidor. Se puede comunicar lo desconocido con la melodía adecuada.

Marketing Science

Manuel Carrasco, Audi o David Otero ‘El pescao’, entre otros, ya han tenido contacto con el marketing científico. Todos ellos han empleado neuromarketing para crear una melodía. Elegir la canción presentación de un álbum. O, simplemente, recoger las emociones de un puñado de afortunados fans.

Sin embargo, las posibilidades de aplicar Marketing Science van un paso más allá. Entrando en cualquier momento de la fase creativa de la composición. Ayudando a descartar lo superfluo, “viendo” el lenguaje musical desde otro prisma. ¿Sabías que el uso de la música en un anuncio supone un 90 por ciento de reconocimiento de marca?

En este sentido, las firmas recurren a las melodías cuando quieren transmitir. Estados de ánimo, emociones, recuerdos, etcétera. Cada acorde forma parte de un hilo conductor que rememora. No es un elemento notable. Es imprescindible. Sin importar que sea preexistente u original.

Así, un publicista, por poner ejemplo, descartaría opciones a través del marketing científico. Podría, a través de un estudio de mercado ad hoc con base neurocientífica, conocer el nivel de atención y emoción. Reducir un mar de opciones a un pequeño lago en el que “pescar” más fácilmente.

Recuerdo

¿Es música para jóvenes? ¿mi público se sentirá identificado? ¿es la melodía adecuada para este producto/servicio? ¿genera impacto? ¿cómo es el recuerdo de marca? ¿se grabará en la memoria colectiva como “Mi padre es un elfo”? El Corte Inglés es un buen ejemplo para explicar la relevancia del Marketing Science.

Tanto el ritmo como la harmonía forman parte de la estrategia. Y tiene su reflejo en el comportamiento del consumidor. Y la parte mollar de esta conexión reside en la identificación del estilo musical con el público. Clásica, jazz, soul, pop, rock, trap, rap… cada generación tiene su estilo.

Cada marca que incluye música tiene un 25 por ciento más de posibilidades de ser recordada. Y la asociación es fundamental: se vinculan con emociones positivas, en su mayoría. Y se favorece la recapitulación de experiencias propias. En pocas palabras, es un portal al pasado. Un puente de nostalgia.

Conclusión

En resumen, un estudio del impacto de la música en publicidad, comunicación, cine o cualquier área audiovisual es casi imprescindible. A la destreza y experiencia de los expertos en el ramo se une la ciencia. La innovación que tienen a su alcance y que mide atención y emociones. Y en eso se basa la música.

Además, la música es una herramienta narrativa. Y sirve para contar historias y hacerlas memorables. Del mero acompañamiento, un adorno, al matrimonio perfecto mensaje-música. Y funciona. Con independencia del medio. Sea televisión, radio o cualquier red social.

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